UNA HISTORIA SOBRE ARTE
Por increíble que parezca, un día me desperté y me di cuenta; los lápices, carboncillos, pinceles, pasteles, las acuarelas y los óleos, -todos ellos- se habían puesto de acuerdo y se hicieron dueños de su dueño.
No sé qué fórmula mágica utilizaron conmigo, pero funcionó; quedé fascinado y atrapado para siempre. No me dejaban descansar ni un momento, me obligaban a trabajar sin cesar, sin ni siquiera darme cuenta de estar trabajando.
Me hicieron abrir puertas y recorrer caminos que se transformaron en estudios y experiencias diversas; etapas necesarias y enriquecedoras. Así, he aprendido la importancia de la armonía en el color, el prestar atención a formas inesperadas, y cómo condicionan los materiales que utilizo; todo para llegar hasta este momento.
Al final he optado por su sencillez y honestidad en la técnica; pinceles, pintura y lienzo, madera o papel, materiales nobles, porque me parece lo más adecuado para ir al encuentro con la auténtica belleza, que siempre acompaña a la verdad.
Aprender a contemplar intentando comprender… todo es seguir aprendiendo.
Lo cuento como pasó y está sucediendo.
Jose Antonio López Rivas